A continuación, desde Green Sport Garden te ofrecemos una serie de trucos para cuidar tus plantas. Si tienes dudas o quieres saber más contacta con nosotros. Estamos en Sant Vicenç de Montalt.
1. Haz un agujero poco profundo, algo más grande que el tamaño del cepellón, y cubre el fondo del mismo con una capa de abono de algas (ficosterra G o Gelidium-s), o de otro algún abono orgánico.
2. Entierra luego la tomatera, dejando parte del tallo por debajo del nivel del suelo.
3. Respeta una distancia de entre 40 y 50 centímetros entre las distintas plantas.
4. Tras el trasplante, riega las tomateras. Es importante que, al regar, procures mojar la tierra y no la planta, para evitar excesos de humedad.
5. El tomate se asocia muy bien con las cebollas y algunas aromáticas como la albahaca, así que, si dispones de ellas, plántalas junto a tus tomateras.
Lo más vital con el riego es que sea regular. Riegos demasiado espaciados y abundantes no harán bien a las tomateras, que sufren mucho con los excesos de humedad, aunque sean puntuales. Es mejor regar a menudo y en menor cantidad. Una vez la fruta está madurando, puedes reducir un tanto los riegos para que se concentre su sabor.
La albahaca es una planta que requiere una elevada cantidad de riegos durante todo su cultivo. Si no tiene la suficiente agua, la planta correrá el riesgo de deshidratarse y no llegar a desarrollarse. Para realizar el riego, deberemos mantener la tierra siempre húmeda pero sin que llegue a encharcarse. Una solución para esto es realizar unos agujeros en el fondo de la maceta para facilitar su drenaje. Se debe regar la planta todos los días, mejor en pequeñas cantidades un par de veces, para evitar que la tierra se seque durante el período de mayor calor.
También se recomienda despuntar los tallos y arrancar las malas hierbas para airear y mullir la tierra. El despunte se realizará cortando los tallos superiores para favorecer que salgan más tallos y la planta sea más frondosa. Como la albahaca es una planta anual que se seca y muere una vez ha florecido al acabar el ciclo, se deberán cortar los capullos florales al final de los tallos y así retrasar este momento.
Las hortensias son todo un género de plantas llamado Hydrangea. Son plantas utilizadas habitualmente de forma ornamental, que tienen su origen en algunas zonas de Asia y América, aunque casi todas ellas provienen de Japón, Corea o China.
Se trata de plantas arbustivas de hasta 3 metros de altura, pero generalmente bastante más bajas, aunque también hay algunas que son árboles pequeños o lianas. Las hay tanto caducas como perennes y florecen desde la primavera hasta el otoño.
Las flores de las hortensias forman grandes inflorescencias de colores vivos y muy llamativos, cuyos tonos dependen del pH del suelo en que están, aunque existen fertilizantes ricos en determinados elementos que ayudan a alcanzar la coloración deseada.
- Luz: las hortensias no son exigentes con la luz que reciben.
- Riego: precisan de un suelo con un nivel constante de humedad.
- Clima: agradecen los climas templados, no soportan las heladas.
- Suelo: es importante que el pH sea de entre 4.5 y 6.5.
Es preferible ubicarlas en zonas de semisombra, especialmente en climas con un sol muy intenso, ya que la incidencia directa de este puede perjudicarlas.
En lo que se refiere a temperatura, son plantas que agradecen climas templados, por encima de los 15º a partir de primavera. En invierno no soportan las heladas, así que si la temperatura cae por debajo de los 0º, deberás trasladarlas al interior.
Las hortensias necesitan un suelo con un pH de entre 4.5 y 6.5. Un punto medio de alrededor de 5.5 será siempre la apuesta más segura, pero como el color de las flores depende de la acidez del suelo, son muchos los que juegan con esto para conseguir los tonos azulados o rosados deseados.
Con un pH por debajo de 5.5 las flores tenderán a ser azules, mientras que por encima de este tenderán al rosa. Además, se puede recurrir a fertilizantes o aportes específicos para ayudar en este proceso, pero ten mucho cuidado con no hacer el suelo demasiado alcalino, o tus hortensias podrían sufrir de clorosis férrica. En cualquier caso, prepara suelos con un buen drenaje, que te ayuden a evitar problemas de encharcamiento.
Las hortensias necesitan una gran cantidad de agua y humedad, regarlas muy a menudo y en cantidades no demasiado abundantes, para así mantener la tierra húmeda pero sin encharcar.
Si quieres saber cómo cuidar bien de tus plantas, no te pierdas los consejos que te damos